
Con Villancicos del mundo, San Isidro cerró su agenda cultural 2022
Junto a la Catedral, el ensamble Presepio brindó una recorrida por cuatro siglos.
Con más de 1.200 personas reunidas frente al atrio de la catedral de San Isidro, se realizó anoche el tradicional concierto Villancicos del mundo, que tuvo al Ensamble Presepio, dirigido por Ezequiel Pazos, haciendo un repertorio que recorrió 400 años de historia, entre canciones navideñas de distintas latitudes y de películas. Un encuentro gratuito, organizado por la la Secretaría de Cultura y Ciudad de San Isidro, que cerró con el infaltable Noche de Paz cantado por todo el público.
El viaje musical de cuatro siglos comenzó con Psallite (Michel Praetorius), La Virgen lava pañales (villancico del siglo XVI),Tu scendi dalle stelle (Alfonso Liguori), Les anges dans nos campagnes (tradicional francés), O Holy night (Adolphe Adam) y Cantate Domino (Josu Elberdin).
Luego, el segmento de música folclórica nuestra y de América latina, donde aparecieron las primeras palmas de acompañamiento del público con Huachito Torito (tradicional argentino), Navidad en verano (Ariel Ramírez), El burrito sabanero (tradicional venezolano) y el Candombe del 6 de enero (Yabor).
Tres musicales de películas, Carol of the bells (Mykola Leontovich), Seasons of love (Jonathan Larson) y Deck the halls (John Rutter), comenzaron a poner punto final al encuentro, que fue seguido por un público de todas las edades.
“Es la primera vez que vengo y me encantó el concierto, estaba esperándolo”, dijo la vecina de Beccar Laura Galíndez (50), junto a una amiga. Ellas, como casi todo el público, se sumaron sobre el cierre al ensamble para cantar Noche de Paz, levantando los celulares con sus linternas encendidas.
“Un lindo momento para conectarse con la cultura y con las fiestas de fin de año. Vine con ellos para que escuchen otro tipo de música y enriquezcan el espíritu”, comentó Betina Martínez, que llegó a la plaza con sus tres nietos, de entre ocho y once años. “Los felicito por la iniciativa, que se lució más con esta plaza que quedó tan linda. Imperdible”, dijo Rafael Gigena Sánchez, de San Isidro, miembro del coro Alma, y sin soltar la correa de su perro.
Así, las ocho voces acompañadas de piano, guitarra, percusión, charango y flauta dulce, ejecutados por los mismos cantantes, animaron una noche mágica y ecléctica desde lo musical, pero atravesada por unas ganas generalizadas de compartir en comunidad.