Eventos & Ocio, Gastronomía, Cultura, Municipios

Fortificados Balestrini o el bodegón italiano más cool de Zona Norte

Cócteles y picoteo abundante y riquísimo marchan en cualquier momento del día en esta cantina moderna de Martínez.

0

-Buenos días, qué venden acá?

En la muy linda esquina de Av. Del Libertador y Alvear, en Martínez, uno se puede tropezar con un deck que serpentea por entre palmeras y plantas y crea un punto de fuga hacia el río.

Al levantar la vista uno también puede leer “Fortificados Balestrini”; letras de neón, colores de la bandera italiana y pocas pistas respecto de qué se ofrece allí.

Ese día, uno está de suerte.

Croquetas de risotto

Con sus ventanales por paredes, techos y pisos de piedra, y una barra alargada que murmura “siediti per favore”, Forti es un viaje reparador por los bodegones italianos, esos lugares sin tiempo en los que se toma un café o un vermouth y se come en abundancia.

Renato (Tato) Giovannoni, creador del bar Florería Atlántico, y Gabriele Manfredi son la mente detrás del diseño de la carta de tragos que, en una vuelta de tuerca tan jugada como pragmática, ofrece además “cóceteles embotellados” que se pueden llevar a casa.

A media mañana, al mediodía, a la tardecita o a la noche, ahí están mirándonos desde el mostrador en botellitas inocentes.

Pueden ser “El Naranja y Verde” (gin, Cynar, tónica y eucalipto); “El Rojo y Celeste” (vermouth Giovannoni rosso, Campari, cordial de mandarina y soda); “El Verde y Amarillo” (vermouth Giovannoni seco, gin, tónica y olivas), y más combinaciones que agregan licor o Aperol, almíbar de jazmín, de menta o jugo de pomelo.

Marche uno de cada uno para tomar aquí y para llevar per favore!

Los cócteles preparados se pueden llevar a casa

Mientras el corazón se va poniendo más livianito gracias a estas y otras bebidas generosas como los clásicos vermouth, aperol o gin tonic, que prepara en vivo el bartender, el cuerpo alcanza el éxtasis cuando llega el menú.

El espíritu de Fortificados Ballestrini toma forma en los platitos abundantes de la carta que creó la chef Teodelina (Toti) Quesada.

Es un menú que te sacude de los hombros, una invitación a ser felices mientras comemos.

El halloumi provoca el repiqueteo de los pies con su queso fundido, palta y el sweet chili atemperado por una frutilla.

Actor principal también de los “platitos”, el brócoli al ajillo viene en un tostón de masa madre con ricota y nos lleva a preguntar por qué algunos todavía discuten el brócoli. Prueben esto.

Hay que probar todo: las croquetas de risotto, la bruschetta en pan de brioche con huevo pasado por agua, el carpaccio de hinojos…, mamma mia.

Budín de churros con dulce de leche

Con cuatro platitos de este picoteo pensamos que ya está, que hay que congelar el momento y girar la cabeza hacia la calle, para disfrutarlo un poco más.

Pero para los que practican el arte de estirar el goce, el budín de churros y caramelo salado es el chan chan de esta sinfonía.

Siamo aperti

Desde que abrió, poco antes de la pandemia, e hizo todo el recorrido posible durante la hibernación forzada (delivery, almacén, poquitas mesas afuera, algunas mesas adentro), Fortificados generó una comunidad virtual y analógica muy entusiasta.

Inquietos, el equipo que formaron Tato Giovannoni, el mejor bartender del mundo (según el ranking de The World´s 50 Best Bars) y Adrián Glickman, responsables del concepto del lugar, mantienen a la clientela en vilo con los pop ups o visita de cocineros invitados.

Ya desfilaron por la cocina de Forti la cocinera astral y filósofa gastronómica Daniela Butvilofsky, que le puso su sello al brunch del día; los creadores de Mad Pasta, que cocinaron sus pastas artesanales; y bartenders rosarinos con sus tónicos fortificados.

Piedra y carteles de neón: la reversión Forti de los bodegones italianos

“Para nosotros, la palabra vermutería quedaba corta, pero quisimos retomar ese concepto asociado al vermouth que tiene que ver con la italianidad en la Argentina, con el producto fresco, porque vermouth es un vino fortificado”, responden desde Fortificados a la pregunta sobre su nombre.

“Ese concepto de fortificado, de resiliencia, es el que retomamos también.”

Hay que aplaudir de pie a los osados Silvina Montaño y Marcelo Montanari, socios en esta propuesta necesaria para mantener el equilibrio entre la tradición y la vanguardia que caracteriza a San Isidro y que lo pone en el mapa de la naciente ruta gastronómica de Zona Norte.

Otro trago! Grazie!

Deja una respuesta