Entrenar para la montaña en la jungla de cemento
Proliferan los grupos que se preparan para asaltar las altas cumbres en medio de bocinazos y tronar de colectivos.
El “entrenamiento de montaña” puede servir para lograr mirar a la gente literalmente desde arriba -por ejemplo desde la cima del Aconcagua-, mejorar el estado físico, prepararse para carreras de calle o trail running (carreras por senderos de montañas), obviamente para bajar de peso y hasta hay quienes lo hacen para mejorar la concentración. Sí, estos últimos son los menos, pero existen: algunos ponen la mente en blanco con técnicas de mindfulness y otros lo intentan hasta llegar al límite de la fuerza física. Quiénes somos para juzgar.
Volviendo al entrenamiento de montaña: dícese de aquel que imita las condiciones con las que se encontrarán quienes participen en competiciones en los picos montañosos. No es una novedad que a falta de montañas, en las llanuras bonaerenses se buscan alternativas. Las barrancas de San Isidro, dicen los que saben, son buenos sucedáneos de las cumbres al menos en lo que a training se refiere. Pero también se clona esta ejercitación en Pilar, Escobar o Tigre.
En San Isidro proliferen los grupos de peregrinos del ejercicio por las calles Paraná, Perú o Roque Sáenz Peña (desde Avenida del Libertador al Río), que ofrecen su alma para trepar esas cuestas empinadísimas, alguno incluso cargando su mochila con piedras, como un Sísifo voluntario.
A Sudestada AG, un equipo de profesionales dedicados a este tipo de ejercitaciones, se acercan cada semana personas de entre 30 y 60 años para sumarse a los ejercicios funcionales, circuitos de fuerza y aeróbicos, en sesiones de 90 minutos en las que se pueden desarrollar habilidades ad hoc: la fuerza, la potencia, la resistencia, el equilibrio, la coordinación y otros aspectos técnicos.
Y por qué la gente se sometería a semejante esfuerzo si ni siquiera piensa salir de la chatura de nuestras pampas.
“Es un proceso que comienza con descubrir el bienestar que produce este tipo de entrenamiento, y las personas quieren cada vez aumentar ese bienestar”, explica Ariel Gorga, que armó Sudestada AG hace 20 años cuando comenzó a participar de competencias multidisciplinarias en las que se corría por equipos e incluían pedaleo, natación y kayak.
Todo él es un homenaje a la fibra y al músculo, pero insiste una y otra vez que quienes se acercan a este tipo de entrenamientos pocas veces lo hacen motivados por lo estético. “Siempre competí y siempre incité a la gente a tener un objetivo porque si no, no sostenés este nivel de esfuerzo en el tiempo; así lo estético pasa a un segundo plano”, asegura Ariel, profesional de educación física, con cursos de entrenador de atletismo y especializado en carreras de larga distancia (o sea, un mínimo de 42 K).
Pero a no desanimarse porque él asegura que va de a poco llevando a los más tímidos a ir siempre por más, evaluando sus condiciones y potenciándolas. Así, cuenta, hasta hay algunos que se han tatuado el maratónico 42K para darse cuenta tiempo después de que se habían quedado cortos.
Porque “te gusta caminar una hora por día, después de un mes querés más y nosotros, siempre priorizando la salud, vamos escalando (se ve que no puede evitar estas metáforas montañesas) en los ejercicios y te va surgiendo a vos ponerte metas: subir el Lanín y cada vez objetivos más desafiantes”, asegura.
Ariel, que como los keniatas que desde niños recorren largas distancias corriendo como si fuese un movimiento connatural, se la pasaba correteando desde muy chico. Iba a la panadería corriendo. Al almacén corriendo. Al kiosco, lo mismo. En esa zona de quintas de su Palomar natal, los vecinos le sugirieron a sus padres inscribir al pequeño correcaminos en el club de la zona. Y allí se la pasaba, desde las 8 de la mañana hasta el atardecer en épocas de vacaciones.
Conocido en el ambiente, y patrocinado por marcas de primer nivel, Ariel es también especialista en ultradistancia (esta explicación puede desanimar a más de uno, pero hay que advertir que tampoco es necesario tanto), lo que significa que en una competencia llamada ultraman debe hacer 10 kilómetros de natación, 480 kilómetros de bicicleta, y 84 kilómetros de running. Todo sucesivamente.
Esto implica estar forzando el cuerpo tres días seguidos durante 12 horas como máximo para cubrir esas distancias. Si el recorrido te llevó más de 12 ahoras por día, te quedás afuera.
Sin embargo Ariel insiste en que se puede empezar desde cero y que con su guía los mismos alumnos se van entusiasmando y elevando la vara. “Cualquiera puede correr, se acercan quienes quieren correr 10 K, hasta los que entrenan para subir el Aconcagua, pero lo importante es tener un objetivo de competencia, que hace que se sostenga el entrenamiento, y que se empiece de forma progresiva y siempre con un profesional”, insiste porque advierte que por no estar debidamente guiados “se ve mucha gente rota”.
Cae la noche sobre las barrancas de San Isidro y mientras se apagan los ruidos de la ciudad y se encienden las luces de las veredas, comienzan a llegar los atletas, los que quieren serlo, y los que simplemente quieren estar bien aunque cueste un poco.
Contacto:
Instagram: Sudestada_ag
Ariel Gorga: 1523411994
Encuentros:
Pilar:
Martes y jueves: 8:30
Lunes y miércoles: 18:00
Sábados: 8:30
San Isidro
Jueves: 18:30 (en Paraná y el río)