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Sfogliatellas con destino de culto, en una joven confitería de San Isidro

Cada sábado, Il Vero Oriente hace estas facturas hojaldradas de origen napolitano. Vienen a buscarlas hasta de Pilar.

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El sabor de las capas de hojaldre interminables y de la crema pastelera color maíz: las sfogliatellas de Il Vero Oriente, en Las Lomas de San Isidro, son un descubrimiento que se parece a una epifanía.

Si se anda en auto por la trajinada avenida Diego Carman, que en general es como se la recorre, en dirección a Márquez, quizá la mirada distraída se posa sobre un letrero de tipografía rebuscada, en la esquina de Carman y Anatole France.

Es difícil estacionar por allí, pero lo logramos.  Al estilo de una confitería tradicional, en los estantes de Il Vero se superponen, numerosas, las tortas lemon pie, crumble de manzana, rogel, brownie, milhojas o chocotortas y un largo etcétera.

Mousse de pistacho, limón y frambuesa

Conviven con especialidades de la casa, como la sacher cítrica, la bomba Rocher, la bomba frambuesa, la mousse de pistacho, limón y frambuesa, y más.

El delivery es vertiginoso y están también quienes se acercan por el lugar en búsqueda de locatellis, fosforitos, azucarados de jamón y queso, trencitas, chips o sándwiches de miga. Todo se hace en el momento. Y vale la pena esperar.

Alex Lauzurica tiene 21 años, y es dueño de esta confitería (no la llama de otro modo, ni bakery ni pasticcería: con-fi-te-rí-a), que nació como servicio de lunch en diciembre de 2020, pero la pandemia hizo virar hacia el delivery.

“Hoy tenemos el servicio de lunch, hacemos envío a domicilio, y abrimos esta semana una cafetería con nuestros productos, en la estación de tren de Martínez”, enumera el jovencito Alex.

De estirpe pastelera -cuenta que su tatarabuelo fue el fundador del gremio de pasteleros de Zona Norte-, sabía lo que quería ofrecer, que era lo que le gustaba comer. Una combinación de clásicos de los servicios de lunch, con dulces más modernos.

Alex Lauzurica, el pastelero Lucas Nis y Stefano Lauzurica

Su sfogliatella -o sfogliatelle, un dulce típico napolitano de masa de hojaldre- tiene, junto con los cannolis, destino de culto. Cada sábado, un hormigueo de vecinos que vienen hasta de Pilar, desfila por el local de San Isidro, que es también su fábrica de producción a la vista.

“El que lo probó, vuelve a buscarlo, aunque no sepa ni el nombre”, dice Alex que suelta una carcajada rápida cada vez que termina una frase.

En Il Vero aseguran que no tienen secretos para esta sfogliatella. Con paciencia, explican que lleva tres días elaborarla, durante los cuales se hace la masa, se estira ad infinitum, se deja reposar, se estira de nuevo, se corta, se hace la crema pastelera con su festival de aromas de vanilla y limón, se hornea…

“Las piezas se cocinan a horno fuerte y quedan doradas por fuera, y crujientes y tiernas por dentro. Para finalizar, se espolvorean con azúcar impalpable para darle dulzor a la masa y acompañar su hojaldrado”, dice Lucas Nis, el pastelero de Il Vero Oriente, y campeón argentino de pasteleros 2019.

“Il Vero es único, en ningún lado va a ser todo tan rico y fresco”, asevera, orgullosísimo, Alex. Probar y creer, es lo que hicimos en ZND. Y nos volvimos devotos de Il Vero Oriente.

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